Este especialista dice que cuando uno invierte en el perro más allá de lo usual, es decir, comprarle ropa, crearle perfiles en redes sociales, llamarlo “bebe” o andarlo acarreando en coche, son algunas de las señales que la persona podría tener un trastorno psicológico.
El hecho de invertir en este ser provoca que los humanos comiencen a generar grandes expectativas en el perro; Pero…¿Qué tiene de malo que estas personas traten así a sus perros? Según el especialista es un arma de doble filo, ya que el animal se puede volver sumamente dependientes, además de que el dueño también desarrolle una dependencia con el animal, al punto de que su vida gire entorno a ello.
Además cuando el dueño no está en casa, el perro podría sentirse ansioso y podría sufrir ataques de pánico. Esto significa que ante esto, el perro podría orinar en cualquier parte y destruir objetos o muebles y son conscientes de la relación costo-beneficio de comportarse mal pues saben que cuando incurren en algún comportamiento de ese estilo, pueden llamar la atención y obtener algún beneficio de los dueños.
Lo que se debería hacer ,según el profesional es no integrar a los animales en costumbres humanas como asistir o realizar fiestas de matrimonio o cumpleaños. Con solo amor, techo, alimento y controles con el veterinario, sería suficiente.
L. González
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